miércoles, 28 de noviembre de 2012

Sobre la violencia política


1. Introducción

Mi propósito con estas líneas es humilde y sencillo. Me interesa, por un lado, abrir una línea de debate sobre la cuestión de la violencia en el contexto actual, donde su presencia se ha intensificado tanto.  Hoy en día, comienza a crecer como forma de expresión  en diferentes estados de articulación discursiva, pero sobre todo, parece ser omnipresente bajo la forma de una violencia estructural especialmente intensa en algunos grupos y zonas.

Además de lo anterior, me interesa reivindicar la filosofía política como herramienta de análisis de la realidad, tratando de mostrar de qué manera los textos no sólo nos sirven para elaborar modelos teóricos y estimular nuestro pensamiento, sino que pueden servirnos para orientar la acción, la praxis política.  Para este texto en concreto, utilizaré casi únicamente un breve artículo de Hannah Arendt.

Elijo sus ideas esbozadas en el texto Reflections on violence por su brillante análisis teórico, pero también por el problema que ella plantea.   Tanto en su tiempo como en el nuestro, la violencia no suele ser discutida en profundidad, sino tan sólo aceptada o rechazada desde el plano emocional. Sigo a la autora creyendo que es necesario que entendamos su naturaleza para fortalecer nuestro juicio ante un tipo de situaciones que cada vez, si no me equivoco, van a ser más frecuentes.

El contexto de hoy en día es violento en sí misma, y pienso que eso nos legitima para hablar con libertad sobre ello.  Desde hace unos meses ya no sólo existe la violencia estructural que se ejerce a través de la injusta aplicación de las leyes y el implacable gobierno de la economía bajo el signo de la crisis. También se ha añadido a ellas una violencia física por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como una violencia mediática y política por parte de unos representantes a los que no se les pide tanto que salven al país cuanto que escuchen a sus gentes.  

Por si fuera poco, la razón que nos obliga a tratar este tema no sólo es su vigencia, sino que además este debate ya ha cobrado forma en nuestras calles y sus argumentos se desarrollan cada vez con más intensidad.  Silenciar nuestras voces a este respecto no sería tan sólo antidemocrático, un bozal al ciudadano, una ceguera añadida a la anterior desposesión; sino también una incapacidad manifiesta para comprender una realidad que ya existe y juzgarla con la libertad necesaria.

Ocasiones como las vividas en durante la noche del 14N llaman al juicio, a tratar de hacer un esfuerzo al plantearnos nuestras acciones. Sobre nosotros pesan emociones enfrentadas pero muy cerca de la piel incluso cuando las recordamos y hablamos sobre ellas, aunque sea tan sólo la adrenalina que el recuerdo nos trae al cuerpo.
Siendo así, es importante encontrar maneras de comprender la situación y comprendernos a nosotros mismos. Los escenarios de violencia, al ser tan tensos, nos dejan vulnerables al estrés y la pérdida de control. Juzgarnos a nosotros mismos desde la serenidad no se trata de anestesiar la realidad, ni mucho menos de anular unas emociones que también forman parte de nosotros, sino de conciliar dos formas complementarias de vivir nuestra realidad: lo que sentimos con lo que nuestra cabeza piensa que es lo correcto.
2. Planteamiento

Esta reflexión parte por tanto de un mirar alrededor,  y reflexiona sobre lo político. En otros lugares, desde Atenas a Gaza, la violencia se configura como una herramienta más con la que diversos grupos tratan de lograr sus decisiones. Me gustaría aclarar, antes de entrar en el propio debate, que no trato aquí de responder a todas las preguntas que la violencia plantea. No voy, por tanto, a reflexionar sobre todos los aspectos de la violencia, sino sobre su sentido político.

Para ello, quisiera aclarar que la discusión que abro se refiere a una situación ya dada, y para ser ampliada con otras, requiere también que éstas sean analizadas. En el contexto de la noche del 14 N, es necesario considerar que la situación violenta se produjo en un enfrentamiento entre manifestantes y policías. Y además, que este enfrentamiento no formaba parte de la marcha, que constituía más el contexto que la causa del mismo.  Siendo así, parece que lo que se produjera fuera una lucha de poder entre dos grupos: los manifestantes y las Fuerzas del Orden.

Esta lucha de poder podría entenderse desde un punto de vista amplio, ver quién realmente lo detenta, pero también puede aislarse a la situación concreta: ver quién controlaba las calles, quién las tenía bajo su control. Trataré las dos perspectivas, pero la última es especialmente interesante a efectos de analizar las dos respuestas que tomaron los manifestantes. Una de ellas, la de los enfrentamientos y barricadas, fue violenta; la otra, por el contrario, fue pacífica: mantenerse en la calle mientras la orquesta Solfónica tocaba o reunidos en asamblea.  Esta casual división, que fue tan clara por producirse las respuestas opuestas a ambos lados del Congreso – la respuesta violenta hacia Atocha, la pacífica hacia Cibeles – creo que apoya las ideas que desarrollaré a continuación.

3. El alcance de este texto

Quisiera aclarar, si no se ha comprendido, que de este texto no debe entenderse una respuesta absoluta al problema que se plantea. Eso abriría las puertas a la confusión y a la ceguera, puesto que aceptar o renunciar la violencia de manera absoluta y definitiva o totalizar su aceptación es eliminar una parte de nuestra persona.  Como he dicho antes, no se trata de anular nuestra propia naturaleza humana, puesto que desactivar la violencia de forma absoluta  nos deshumaniza de la misma forma que nos deshumaniza el clamor por la violencia pura de las sociedades militarizadas.

Añadido a lo anterior, la condenación total de la violencia niega una facultad humana que es la base del derecho a la rebelión, algo que pertenece a todo ciudadano de una democracia. Comprendamos el paralelismo, en el plano individual,  que nuestro ordenamiento jurídico ha establecido en la legítima defensa.  

Es precisamente esta legítima defensa la que justifica la violencia en el contexto actual. Hoy por hoy, no considero que  esté injustificada en términos morales, sino meramente legales.  Por tanto, el debate reside aquí en su sentido y en sus consecuencias. No siempre es inmoral ni irracional ser violento, como dice Arendt, porque no es racional responder racionalmente a la utilización tramposa de la razón a través de las leyes o las instituciones. “Responder con la razón cuando la razón es utilizada como una trampa no es racional, del mismo modo que usar una pistola en defensa legítima no es irracional.”

Sin embargo, la violencia no siempre se concibe como una herramienta,  no siempre tiene objetivos, sino que en ocasiones simplemente tiene causas: es la expresión de algo, la detonación, la última consecuencia de un proceso. De ser así, esa violencia no es la articulación de un discurso sino la expresión de un sentimiento; por tanto, aunque se produzca en un contexto político su calificación debe ser social. Del mismo modo que los disturbios hace dos veranos en la ciudad de Londres,  la violencia social no tiene objetivos sino causas: esto quiere decir que aunque esté provocada por la injusticia – o más ampliamente, por situaciones políticas -, no trata de resolverla sino de reaccionar, expresarse ante ella.

Es por eso, y ante  la posibilidad de una violencia no-política, que resulta más necesario considerar las consecuencias de la violencia, aunque ésta pueda estar justificada.  En la mayor parte de las situaciones, y esto debe ser comprendido por aquellos que la utilizan voluntariamente, la violencia no va a traer beneficios: por ser infructuosa, demasiado peligrosa, y además inoportuna. Argumentaré a continuación por qué.

4. Caracterización

Como acabo de decir, la violencia debe ser entendida a efectos políticos como un instrumento, una herramienta, un modo de acción.  Como herramienta, tiene dos características esenciales.

La primera es que es extremadamente arbitraria si no busca objetivos a corto plazo. Arendt expresará que siendo ella un medio sobrepasa a sus fines y los anula.  Para comprender esto, es interesante rescatar que Engels señala que lo que diferencia a la violencia del poder o la fuerza es que siempre necesita ser ejecutada, y esa ejecución genera consecuencias pues es un acto en sí mismo.

La idea de una espiral de violencia hace referencia a esto: una serie de episodios dominados por una sucesión de ejecuciones de violencia que van afectando a las siguientes, sobrepasando los fines de cada una. Desde la represión derivada de la Guerra civil española hasta los atentados del 11-S o la última crisis en Gaza, en todas estas situaciones la acción violenta multiplica la contundencia de la consiguiente respuesta.  Los medios para la acción sobrepasan en importancia a los fines, y cobran significado propio: generan una dinámica independiente dominada por unos sentimientos nuevos, aparecidos en el enfrentamiento.

Volviendo a nuestra situación: se lanzan objetos, la policía se arma provocando, las provocaciones son respondidas con un aumento de la tensión y se dan lanzamientos, se carga agrediendo a los manifestantes, y cuando ellos responden con más lanzamientos y barricadas la lógica a la que nos enfrentamos es ya  totalmente bélica.  Hablaré de esta lógica a partir del punto 7, pero puede ser fácilmente comprendida con este vídeo.




La segunda característica  es que otorga una respuesta rápida e inmediata a las situaciones. La violencia es la forma más rápida de lograr un objetivo tanto en el plano político como en cualquier otro. Esta inmediatez y rapidez dependen directamente de la fuerza con la que se ejerce. Por tanto, al ser una herramienta, puede ser perfeccionada. Hablaré de esto a continuación.

5. Una breve mención a  los medios

La perfección de la herramienta violenta es el principal problema que ha planteado para la historia contemporánea desde la Segunda Guerra Mundial. El contexto actual de la violencia dentro de un Estado también obliga a plantearse este problema, y resulta una cuestión fundamental para romper concepciones románticas sobre este asunto, para bajar los pies a la tierra.

Como señala Hannah Arendt, el desarrollo técnico de los medios de violencia ha sido desigual. “En una competición de violencia contra violencia la superioridad del Gobierno ha sido siempre absoluta”. Esto debe ser entendido y aplicado a nuestra situación hoy en día: no sólo hablamos del control de las calles por el ejercicio de la violencia explícita, sino de la desarticulación de cualquier organización violenta en contextos urbanos gracias a la labor de los dispositivos electrónicos e Internet.  Rastreo, identificación, represión son tres escenarios donde no existe ninguna posibilidad para nadie que no sea el Estado, y la clara muestra de este potencial vuelve a ser el escenario internacional, donde el desarme de los posibles competidores ha ganado el terreno al rearme de quienes lideran en armamento.

6. La cuestion del poder

Más allá del enfrentamiento concreto, y como hemos señalado antes, detrás de una confrontación violenta siempre existe una confrontación por el poder.  Y siguiendo de nuevo a Arendt, la superioridad de los medios violentos tan sólo perdura mientras que la estructura de poder esté intacta.  Como prueba nuestra historia, esta estructura de poder no depende de la obediencia a sus instituciones, sino del consenso sobre la existencia de las mismas.

Así, las instituciones más desiguales e impopulares – esclavitud, absolutismo – no se mantenían por la obediencia de los sometidos, sino por el consenso de sus miembros y aliados. Los propios ejércitos y fuerzas de seguridad son el garante último de un orden constitucional, pero a falta de una policía robótica cualquier Estado falla cuando su policía – y hoy en día su administración, su burocracia - deja de creer en las leyes.  El consenso, el acuerdo, la convicción son de esta forma los lugares donde el poder reside de manera última.

Por eso, en situaciones de dominio violento sin poder, “el poder reside en las calles y solo hay que cogerlo”, dirá Arendt.  Tan sólo es necesario una chispa – y encontramos la respuesta en la revolución egipcia  – para que una estructura institucional se desmonte y quiebre al abandonarla tanto burócratas como soldados, al desaparecer el poder de sus instituciones. Sin embargo, es el consenso – y las últimas revueltas nos lo demuestra – lo que cuesta construir, crear un nuevo poder, unas nuevas instituciones.

De esto debemos entender algo importante, y es que violencia no se opone a no-violencia, sino a poder. “La violencia es más el arma de los reformistas que de los revolucionarios”.  El poder, entendido como consenso por Arendt, construye sociedades; la violencia las detiene o las destruye, lo cual no es problemático en sí mismo sino cuando la violencia ataca a un poder justo, un poder verdadero. En Arendt también encontramos, indirectamente, una justificación del derecho a la rebeldía.

7. La cuestión del progreso

El problema de las manifestaciones de violencia hoy en día es que no se plantean este análisis sobre dónde reside el poder en la práctica, sino que actúan motivadas por una convicción preexistente. El argumento que Hannah Arendt ofrece aquí  es más complicado, pero da una respuesta muy satisfactoria al problema.

 El uso de la violencia de estos días – y de los días de Arendt en las calles y universidades americanas -  ignora su arbitrariedad natural, su sustancia misma, aquella que la vuelve totalmente incontrolable y entregada a la Fortuna. Esta arbitrariedad, de hecho, no sólo es comprendida sino negada por parte del pensamiento contemporáneo, concretamente por la noción de Progreso que empapa nuestros mecanismos de pensamiento.

La noción de Progreso – social o político, debemos entender- , significa  tanto para liberales como para marxistas  que el futuro es inequívoco y por tanto la historia avanza en una dirección necesaria de la cual sólo es modificable el ritmo. La violencia, por tanto, sólo sería un acelerador del ritmo de la revolución, una intensificación activa de las contradicciones.

La violencia es vista como una chispa que encienda la leña, leña que  ya  está preparada para arder por la estructura social y económica: lo que hoy sería claramente simbolizado por la crisis. El problema de esto reside precisamente en confundir la naturaleza de la violencia y darle a sus consecuencias la seguridad de que van a avanzar en una dirección y no en otra. Confiar en la violencia apoyándose en un dogma tan equívoco como el del Progreso resulta un error, pues la dirección de nuestra acción  no es una ley sino una contingencia. La escalada de violencia es un ejemplo de ello, pero toda nuestra historia reciente también, desde la caída del Muro hasta las soluciones a  la crisis: no podemos prever las consecuencias de nuestras acciones.

Por tanto, la idea de progreso en relación con la utilización de la violencia sólo nos ayuda en un aspecto: evitar que discutamos sobre su conveniencia. El progreso sólo nos ofrece un refugio para el espíritu, una reconfortante seguridad en la que refugiarnos.  Esta seguridad en la necesidad del progreso es sin embargo al mismo tiempo una carga, pus podríamos añadir, nos impide construir otros caminos y nos encierra en la prisión mental de nuestros propios dogmas.

8. La cuestión del lenguaje

El lenguaje de la violencia

Aparte de la arbitrariedad y el descontrol de la violencia, una de sus desventajas estriba también en la lógica bélica, de la que había hablado antes, algo que normalmente no suele ser planteado precisamente por los dogmatismos enfrentados en nuestras ideologías.

Frente a la afirmación canónica de Clausewitz que declara que “la política es la continuación de la guerra por otros medios”, nuestra experiencia nos muestra lo contrario. La lógica del enfrentamiento se opone a la del diálogo; los grupos cohesionados y disciplinados de la guerra – véanse las UIP – son lo opuesto de la comunidad política, cuya ley es el encuentro y la libertad. 

Desarrollemos esta idea: una vez quebrantada la situación de paz, se instaura la lógica del enfrentamiento; en vez de debatir posturas se elaboran estrategias; las emociones de la inclusión – amistad, solidaridad, colaboración – dan paso a las emociones de la separación – miedo, paranoia, enemistad.  Y lo grave de esto no es que ocurra entre Gobernantes y gobernados, que tristemente suelen estar enfrentados al menos en nuestro país, sino que estas emociones empapan a cada uno de nosotros y transforman relaciones anteriores.  La militarización de la política fragmenta también a los aliados, pues la violencia implica enfrentamiento, y en el enfrentamiento sólo vence un bando. “O eres mi amigo o mi enemigo.”

La paradoja que se produce es que el lenguaje de la violencia cohesiona y ayuda, porque está creado, como dice Arendt, para situaciones extremas: “la amenaza inmediata de la muerte”. El éxito de la  hermandad del lenguaje bélico reside en su fortaleza, pero al tiempo, nunca ha sido elaborada para situaciones de paz, ni puede producir sociedades duraderas. La cohesión militar es extremamente transitoria – la prueba es la degradación del ejército en escenarios de inactividad - , y por tanto (tal y como las dictaduras en Roma), una sociedad bajo el signo de la violencia se hiere a sí misma si se prolonga en el tiempo.

El lenguaje de la acción pacifica

Pero esta necesidad de recurrir al lenguaje violento no sucede en todas las situaciones de nuestra vida, por ejemplo en las enfermedades. Señala Arendt que  sólo cuando nuestro sentido de la justicia es ofendido reaccionamos con rabia.  Esta rabia, requiere además de la creencia de que es posible cambiar las cosas para transformarse en violencia.  Por tanto, el objetivo político en estas circunstancias no es solo el desahogo, sino combatir una institución o una acción injusta.

Sin embargo, que la violencia es la expresión más pura e inmediata de nuestra indignación política es algo en lo que muchos acordemos.  Pero aunque esté justificada esta violencia cuando existe una trampa en la razón, existen alternativas.  Hay otra manera de enfrentarse a quien utiliza la razón para hacer trampas, y es crear una nueva razón que convenza a todos. 

Que esta estrategia es una manera de superar la lucha de poder en un sentido amplio que se produce en las sociedades en crisis es algo conocido por todos; sin embargo, las circunstancias actuales pueden hacernos ver que también puede ser una herramienta a utilizar en luchas de poder aisladas, desarrolladas en una situación concreta, como la de la noche del 14N.  A este modo de acción concreta fundada en la razón suele llamársele desobediencia civil, y a la herramienta que utiliza, resistencia pacífica.

En términos legales este modo de acción es igual de condenable, pero a pesar de que la desobediencia civil es contraria a las leyes, esto no debería provocar ningún problema ya que nace en conflicto con ellas. Pero más allá de la ilegalidad,  hay algo superior que la protege  y no hace derivar de ella las consecuencias antisociales que muchas veces derivan de la violencia.  La potencia que existe en la actual desobediencia que ciertas personas esgrimieron el día  14 reside en que sus ideas no sólo incluían al resto y por tanto llamaban al consenso, sino que además se construían sobre las bases de nuestra convivencia: fortalecer la democracia.



La fuerza de esta herramienta tal vez no es inmediata ni tan visible como la de la acción violenta, pero sin duda está presente. Desde luego es una fuerza que trata de superar a la legalidad, y con ella compite: “nuestros sueños no caben en sus urnas”.  Del mismo modo, es una herramienta que también cohesiona, y en algunas ocasiones puede llegar a ser igual de fuerte, resistiendo una carga policial.

El motivo de  esto reside en una palabra que ya existe en el lenguaje común pero que tiene que ver con las ideas de Arendt, y es el empoderamiento.  Fortalecer la democracia a través de cantar sus virtudes – el ejemplo de la Solfónica -, del ejercicio de la deliberación – el ejemplo de aquellos que formaron una asamblea junto al Congreso – trabaja el consenso a través de dos formas diferentes, pero que ambas blindan a aquellos que así actúan. Frente a la lógica bélica, se instauran nuevas relaciones, se crean nuevos escenarios que enriquecen la democracia profundizándola o realizando su sustancia igualitaria e integradora; inevitablemente, ambas debilitan la violencia que la ataca.

La ventaja de una herramienta coherente con la propia democracia se incrementa hoy en día gracias a las nuevas tecnologías y las redes sociales. Como señala Hannah Arendt, la victoria de Gandhi  hubiera sido imposible en la Rusia de Stalin o la Alemania de Hitler. La violencia es capaz de destruir el poder en condiciones de igual fuerza, entendiendo violencia no sólo la represión sino también el aislamiento, el rastreo y la desactivación de los grupos disidentes. Sin embargo,  hoy en día ni nuestras instituciones son fuertes, ni la fuerza que nos golpea está blindada, pues la opinión internacional favorece la resistencia pacífica al condenar las agresiones violentas policiales, que asocia a regímenes antidemocráticos.

La construcción de una alternativa bajo esta forma de acción coloca así a quienes la desarrollan moral y cívicamente por encima de quienes defienden una institución injusta. Es así que se produce la competición, el verdadero enfrentamiento donde existen posibilidades de desencadenar resultados políticos.  Una nueva verdad – esto es, un consenso – se extiende a través de la suma de apoyos, y volviéndose un poder real, es capaz de sustituir el dominio y la violencia. Lo que vivimos algunos el día 14 tal vez puede ser leído bajo esta perspectiva.

9. Una breve consideración contextual

A pesar de poder razonar en este sentido, existe en nuestro interior una la tentación a la violencia que es expresada por muchas personas, incluso algunas de las cuales no la ejercerían en una situación real.

Para comprender esto, la imagen con la que podemos describir a la violencia, a la vista del punto anterior, es la de un espejismo. La diferenciación necesaria para la cohesión de un grupo violento es incompatible con la inclusividad y la libertad que exige la democracia global contemporánea, pero no por ello deja de ser tremendamente atractiva.

En este sentido, este espejismo es probablemente terapéutico: un confort que encontramos ante la alienación que nuestra vida política nos está produciendo.  Como señala Hannah Arendt, la violencia probablemente sea tan utilizada por la severa incapacidad  de los ciudadanos contemporáneos para desempeñar una acción política con resultados. El concepto a comprender aquí es el del Gobierno como burocracia, donde el poder no reside en nadie: en  infinitas redes de administradores, funcionarios y gestores. Hoy podemos añadir que a esa complejidad de redes políticas se le añaden las interconexiones económicas, una compleja tela de araña donde nos sentimos atrapados y frente a la cual sólo podemos explotar.

La intensidad de la experiencia violenta, del grupo violento, nos hace sentir estar realizando algo, capaces de acción. Nos hace sentir significantes para un mundo que, por otro lado, nos expulsa de las líneas de su historia. El espejismo de la violencia nos hace creer que la política es una guerra, una batalla, imágenes ambas que llevan implícitas siempre que la condición de decisorias: la ficción de que al producirse, nuestra acción puede cambiar el rumbo de los hechos.

Como prueba de este contexto de frustración  y alienación generalizadas, también predecía Arendt que los procesos de desintegración territorial que hoy en día vivimos también apuntan en la misma dirección: la necesidad de tener capacidad de decidir sobre algo, la necesidad de solucionar la crisis de soberanía que afecta a todo lugar en este contexto de globalización. 

10. Conclusiones

La primera conclusión que a mi parecer puede extraerse de las ideas de Arendt es que la violencia debe estar estrechamente vinculada a la noción de oportunidad. La violencia debe considerar el momento en el que se utiliza. A efectos de nuestra realidad, no se trata de elaborar un marco para la puntualidad de la violencia, no se trata de ver cuándo debe ser utilizada. Más bien, trataba aquí de desarrollar ciertas ideas sobre las consecuencias que puede tener su uso inoportuno.

Lo que se produjo el otro día, y lo que se está produciendo en nuestra actualidad – lo dice la propia palabra crisis – es sin duda una lucha de poder. Tal vez la experiencia del otro día demuestra, tal y como sostiene nuestra autora, que el poder sólo puede ser conseguido a través de la gente, del número. Y por tanto debe trabajarse en conseguirlo a través de la amplitud del consenso social sobre una idea, nunca a través de los instrumentos de violencia, que no sólo producirán  una victoria efímera y desorientada, sino que además será difícil de conseguir debido a los dispositivos policiales.

Si de verdad la violencia es la explosión de los indignados impotentes, tal vez nos estemos equivocando. Estaría claro, en ese caso, que la violencia es producto de un hombre que siente inexistentes sus posibilidades de acción política.  Pero cuando la ley o la situación injustas están blindadas por fuerzas policiales que nos superan en tecnología y entrenamiento, tal vez nuestra impotencia deba canalizarse hacia otras formas de acción. No se trata, por tanto, de detener la rabia; sino de articularla con un trabajo igual de enérgico, pero más inclusivo y más capaz de obtener frutos.

A pesar de esto, y de la realidad de los hechos que se produjeron el 14N, existen razones  para huir de la ingenuidad y la inocencia.  Debemos comprender que la no-violencia no puede constituir un dogma que nos vuelva a encerrar en nosotros mismos, pues al menos hoy en día no ha conseguido tampoco que nuestra situación se solucione.  Como la autora señala en su texto,  puede darse la situación en la que el poder, habiendo dejado las instituciones, no sea reclamado por nadie.  Esta incapacidad para reclamarlo es tanto una ausencia de rumbo como una incapacidad para la responsabilidad, lo cual constituyen graves defectos para cualquier Gobierno. Es más importante, por tanto, hacer uso de la inteligencia política para ver dónde reside el poder,  y hacerse con él en una dirección común que se responsabilice de sí misma y sea capaz de convencer a los demás de su justicia.

La rabia social debe ser canalizada a través del juicio y la discusión. De no ser así, esta propia rabia deslegitimara la protesta por una falta de articulación y capacidad de diálogo.  Politizar la rabia social es la única manera de hacer algo con lo que somos y lo que nos pasa. Ser capaces de transformar a los demás transformándonos a nosotros mismos

lunes, 4 de junio de 2012

Do it yourself (III): Alternativas aquí y ahora.

Es recomendable empezar por este post

No he pretendido a través de estos tres textos afrontar el profundo y grave problema de quienes no se interesan por lo que está ocurriendo. Está lejos de mis posibilidades. En cambio, estos textos se dirigen  hacia aquellos que se interesan pero no saben cómo contribuir. Hacia aquellos que dicen: tengo ideas y ganas, pero el sistema es un muro. Aquellos que se ven cargados de energía pero aislados y desesperanzados.

El escenario es desolador: no podemos hacer política porque los partidos no nos representan; no podemos defender nuestros derechos porque nuestros sindicatos están pactando con quienes los violan.  Nuestros bancos nos estafan y ocultan la información de sus inversiones, pero sentimos que no existen alternativas: alguien tiene que guardar nuestro dinero.  E igual de atrapados estamos con las compañías telefónicas (que nos estafan, y lo sabemos), con las redes sociales (que trafican con nuestra información), con los elevados precios de aquellos productos que son respetuosos con nuestros valores.

Es en esta situación de desesperanza y pérdida de energía donde es importante que conectemos las alternativas que YA existen. Esta lista que yo presento hoy es incompleta y revisable. Esta conclusión es algo que lógicamente se deduce – a mi entender – si uno ha leído las dos partes anteriores, pero nunca está de más recalcarlo. Estas alternativas son ejemplos de cosas que están ocurriendo aquí y ahora, pero si no te gustan, do it yourself.  Si todos actuáramos con esa filosofía, las cosas serían muy diferentes.

Como aviso, quería decir que me centro en la ciudad de Madrid para facilitar la tarea, pero muchas de las iniciativas que presento se desarrollan a nivel nacional. Es más, en muchos de los casos han nacido en otros lugares y llegan a Madrid después de un largo recorrido.


1. COMUNICACIONES


Guifi.net: Guifi.net es una red de Internet libre. Sí, no estás leyendo mal: Internet libre. Esto significa que su propiedad es de todos los que forman parte de ella, sin restricciones, abierta a todos y neutral respecto a los contenidos.

Más información aquí http://guifi.net/es/que_es_2

n.1n-1 es una red social ciudadana que nació a raíz del 15M. No pertenece a ninguna corporación y posee su propio servidor para evitar caer en manos de los grandes gigantes que incluso ahora cotizan en Bolsa. n-1 es la realidad que muchos críticos de las redes sociales estaban buscando, la creación de un espacio web al servicio de la ciudadanía y no de las empresas. Un espacio para la política y no para el consumo.

Más información aquí: https://n-1.cc/pg/expages/read/About/

El grupo Análisis Madrid se encarga de evaluar no sólo el funcionamiento de las asambleas, iniciativas (Cabalgada Indignada) o momentos clave del movimiento 15M, sino también de su tratamiento por parte de los medios.


2. POLÍTICA


En realidad participar en política es decir todo y nada. La política ahora son demasiadas cosas, así que participar en pura política es muy sencillo y muy complicado al mismo tiempo.  No obstante, tenemos la suerte de  estar en Madrid hoy en día, donde las posibilidades son enormes.   Busca la asamblea de tu barrio, de tu universidad o colectivo (Sanidad, Educación)… Estos lugares son sitios donde encontrarás grupos de trabajo que multiplicarán las posibilidades de acción. Daré el ejemplo de mi asamblea

Barrios: Usera (ejemplo)

De nuevo repito, aquí más que nunca, que sólo estoy compartiendo mi experiencia personal. Esta asamblea se reúne los sábados en la plaza de la Junta Municipal.  Las asambleas de barrio tratan de satisfacer las necesidades más locales del distrito. Se pueden afrontar los problemas con un enfoque más global, pero normalmente se parte de necesidades reales y cotidianas. Los ejemplos son diversos:

- Deshaucios en tu barrio que necesitan ayuda (asesoramiento, detención del deshaucio, futuras soluciones frente al posible deshaucio)

- Problemas cotidianos del barrio desatendidos por la política de la Junta (baches o desperfectos que necesiten ser señalizados, controles racistas que puedan ser detenidos con Brigadas de Observación de los DDHH…)

- Creación de redes a nivel local. Esto implica sumar fuerzas a través de la recuperación del Movimiento Vecinal, de las Asociaciones locales… En definitiva, de aquellas personas que pueden aportar experiencia y organización a la nueva energía que ahora existe.

- Reivindicaciones simbólicas. La cabalgata indignada, el San Isidro Indignado, las fiestas del pueblo donde vives… Hay  muchas maneras de convertir una fiesta tradicional en otro momento para reivindicar. Sin perder el ambiente festivo, tu barrio es el mejor lugar para organizarte y sumar fuerzas.

- Colaboración con otras asambleas. La consulta social (urnas indignadas) contra la privatización del Canal de Isabel II registró una enorme participación en Usera, y han contribuido a visibilizar el problema, ayudando a los grupos que han conseguido llevar este tema al Tribunal Constitucional (Agua Pública).

En definitiva, esta es la política más cercana al día al día. La gente que te rodea también tiene tus mismas preocupaciones, y poder reencontrarte con ellos antes de tomarla en el bar para comentar vuestros problemas y organizaros para solucionarlos es una de las maneras más sinceras de hacer política.

Ciberespacios

A través de Propongo.tomalaplaza  puedes canalizar tus propuestas personales, encontrar un grupo que las apoye. Es más frío, pero puede ayudar a encontrar apoyos para una propuesta concreta y sólida.

Corrupción

¿Quién no ha visto un caso de corrupción pero no se ha atrevido a denunciarlo? La Asociación por la Transpariencia Política y Administrativa (Atrapa) es una plataforma surgida para solucionar este problema.
 “Cualquier persona que tenga noticia o información sobre algún caso de corrupción se puede poner en contacto con Atrapa, cuyo personal analizará si las pruebas son suficientemente sólidas. En caso de que la denuncia tenga fundamento, la asociación presentará una querella contra quien esté incurriendo en la ilegalidad correspondiente”,, describe Europa Press


3. ECONOMÍA


Espacios de debate

La asamblea de Economía Sol lleva un ritmo de trabajo enorme que además ha producido iniciativas muy interesantes.

Con Desmontando Mentiras se busca descubrir de qué manera el discurso político actual trata de establecer como verdaderas lo que son sólo opciones políticas. "Abaratar el despido genera empleo", "la justicia es igual para todos",  "no hay dinero para la educación pública"... Con breves textos didácticos pero bien construidos, esta iniciativa pretende difundir el trabajo de deliberación de los colectivos sobre Economía y concienciar al resto de la ciudadanía.

El grupo Economía Sol  se reúne los lunes a las 19:00 en la plaza del Carmen

Se divide en los siguientes grupos de trabajo:
-  Empleo
- Vivienda
- Sistemas Financieros
- Política Económica
- Empresas
- Relaciones Económicas Globales.

También se reúnen los domingos en el Kiosco de Música del Retiro a las 12:00

Fianciación: Banca ética

Cada vez más gente cobra conciencia de lo que importa dónde está tu dinero, quién lo mueve y para qué. A continuación, tres de las múltiples opciones que hay hoy día a nuestra disposición para cambiar el estado de cosas.

Fiare: es parte de Banca Popolare Etica (S. Coop), una cooperativa de crédito que opera en Italia como banco a todos los efectos y pretende pronto hacerlo en España, estando ya supervisada por  el Banco de España .

Es una entidad adscrita a un Fondo de Garantía de Depósitos de la Unión Europea, que ofrece todos los servicios de un banco normal, pero con una gran diferencia: dónde invierte.  Piensan que "toda decisión económica es, en último término, una decisión ética, asumida desde un marco determinado de convicciones y cuyas consecuencias favorecen a unos y perjudican a otros".

De esta manera, saber dónde está tu dinero no sólo debe ser exigible a todos los bancos, sino que éste ofrece una garantía (a través de un Comité de Evaluación ético-social) de que todas las entidades y proyectos financiados por Fiare cumplen con las exigencias éticas y ecológicas del banco. 


Coop57:  es una alternativa que lleva funcionando 16 años en España (6 años en Madrid), moviendo 11 millones de euros. Aporta servicios financieros a proyectos y cooperativas de trabajo asociado. Concede productos financieros a entidades en sí mismas socias de Coop57 o los proyectos con la condición de que sean de economía social y determinados criterios de respeto al medio ambiente, etc.

Es una manera para que los ahorradores consigan depósitos más éticos (con total transparencia, a un interés del 2% actualmente), pero también para que nuevos proyectos consigan la financiación que toda empresa necesita.

Más información: www.coop57.coop

CASX: es una cooperativa de servicios financieros que operará sin intereses que sigue la estela de otras iniciativas parecidas (por ejemplo JAK en Suecia o o/ZB en Alemania).  Que opere sin intereses significa que no hay generación de dinero del dinero de los ahorradores, sino simplemente un préstamo a iniciativas, proyectos y entidades.  

La cooperativa funciona captando los ahorros a través de los tradicionales depósitos, pero prestando sin el objetivo de conseguir dinero.  Se recogen también donaciones que permitan hacer viable el proyecto, pero la financiación sin interés es posible gracias a que no se permite hacer uso de la reserva fraccionaria, es decir, no se puede prestar un dinero que no se tiene.

Más información: www.casx.cat.


4. TRABAJO Y CONSUMO


Cooperativas

Ante la precariedad, el poder de las transnacionales y sus franquicias, y la ausencia de democracia económica, el sector del trabajo también debe empoderarse. Nadie, en una situación de precariedad, puede ejercer una mínima respuesta social. La presión, negociación y movilización colectivas son inoperantes cuando el miedo a perder el empleo existe en cada decisión.

Las cooperativas de trabajo son una alternativa real. No sólo resisten mejor a la crisis, sino que en el último trimestre del año 2011 las cooperativas de trabajo han creado un 7% de empleo, mientras en el resto del Estado se destruía masivamente.

Esto es debido a sus fuertes conexiones con un modelo económico basado en la economía real - se trabaja cuando se necesita trabajar - , además de un modelo laboral que base la labor en su dimensión de desarrollo personal, pues es la única manera de superar la alienación – no ser yo, querer ser todo menos esto – del trabajo actual. Un trabajo alienado sólo genera deseo de liberación (a través del ocio y del consumo), envidia, ostentación, estrés y desequilibrio en el carácter.

Eliminar las ETT, emprender sin un capital inicial,  encontrar cómo trabajar en lo que quieres sin ser explotado por ello... Todo esto es posible y ya se está comenzando a hacer.

Ejemplos:

Cooperativa Abierto hasta el amanecer. Esta cooperativa nació en Gijón para promover un ocio alternativo a aquel de las grandes ciudades durante el tiempo nocturno. Buscaban poder abrir espacios de ocio (piscinas, bibliotecas, cines) durante la noche – cuando el ocio de consumo gobierna sin enemigos – para aquellos que no quieren caer en ello. Hoy la cooperativa ya se ha extendido en espacio y funciones.

En Madrid, desde 2002, Abierto hasta elamanecer (AHA) es una cooperativa de trabajo asociado (personas que se unen en una empresa para ofrecer productos y servicios de forma democrática). Una cooperativa es como una pequeña empresa (una alternativa al trabajo) pero basada en otros principios. Esta cooperativa en concreto ha gestionado proyectos de atención a colectivos necesitados: ocio juvenil alternativo,  ayuda al empleo para mujeres (actualmente: CRE@RED EMPLEA), formación y participación política… En cierto sentido, es una cooperativa para crear cooperativas.  Pero no es más que un ejemplo más de cómo organizar tus proyectos económicos  de otra manera. Una cooperativa puede producir alimentos, ofrecer servicios… En sí, no es sino una forma jurídica diferente bajo la que emprender de una manera más democrática. 

 Consumo: (en construcción)

Bancos de trueque

Bancos de tiempo

Grupos de consumo

Mercados alterantivos (centralizan todo lo anterior):

Las siguientes iniciativas centralizan y coordinan todo lo anterior (producción, consumo, financiación,  incluso a veces vivienda). Actúan en sustitución de intermediarios (bolsas de trabajo, ETT, centros comerciales, agencias de publicidad). Si no había links en los apartados anteriores, es porque las iniciativas se centralizan a través de las que se presentan a continuación

Reas Madrid (Red Alternativas Economía Solidaria): en REAS Madrid se pretende crear una economía alternativa que base nuestro mercado en las ventajas del intercambio basado en la solidaridad (solidaridad de soldar, crear una sociedad fuerte), no en la competitividad, la necesidad de acumulación y el consumo como inercia. 

Cooperativa integral madrileña. CIMA: La cooperativa integral es una red que busca la creación de una economía autosuficiente en estos tiempos de globalización basada en las relaciones humanas, en la proximidad y en la confianza. Dentro de la cooperativa existen socios individuales y colectivos, que en la práctica son consumidores o productores; los socios autónomos, que utilizan la forma jurídica de la cooperativa mixta para facturar al exterior, los socios de servicios, que tienen su propia forma jurídica pero también se asocian a ella, y por último, los socios afines que aún sin pagar una cuota, son formalmente socios de la cooperativa (para proteger la actividad económica).  Este mapa permite entender mejor cómo se pretende organizar

En Madrid, el proyecto se llama CIMA (Cooperativa Integral de Madrid). Su correo electrónico es Madrid@cooperativaintegral.cat, tienen grupo en N-1 y asambleas cada 15 días, donde uno se puede informar sin problemas.


5. JUSTICIA


La justicia se entiende tradicionalmente como restringida a las actuaciones del entramado del poder judicial, que garantiza la independencia de las actuaciones de los jueces. Sin embargo, cuando las leyes no son justas – porque el Gobierno no respeta los principios democráticos, o porque el Gobierno no tiene poder por culpa de la globalización – o el propio Poder Judicial está corrupto e ideologizado - algo bastante presente hoy en día - , el pueblo debe actuar. La justicia que él organice no posee poder de sanción – el monopolio de la violencia legítima reside en el Estado -  pero sí que posee un fuerte poder simbólico  tanto en la esfera nacional como en la internacional.

Además, este tipo de proyectos permiten la preparación, de manera colectiva y mucho más completa, de procesos iniciados por asociaciones en defensa de aquellos intereses que nadie parece hoy defender.

Tribunal Ciudadano de Justicia

El tribunal ciudadano de justicia responde a una demanda social muy concreta y extendida estos días. No existe sacrificio nacional posible  si los culpables no son castigados. Nadie va a aceptar apretarse el cinturón si encima los de al lado son premiados por hundirnos a todos.

Así, este grupo de gente ha decidido ser consecuente con el material documental y periodístico que desde hace unos año señala que tras la realidad de la crisis hay toda una serie de bancos, agencias de calificación, cajas de ahorro, tasadoras, promotoras y otros cargos empresariales y políticos,  que a través de un mal llamado mercado neutral han estafado a particulares para enriquecerse a través de la economía especulativa.

Desde los casos del ladrillo que todos conocemos, hasta ejemplos denigrantes como personas analfabetas que al pedir un crédito de 100.000 euros recibían de su mal llamado consejero bancario uno de 200.000 (repartido el beneficio entre todos los intermediarios), hay decenas de casos que nos pueden ayudar a entender dónde se encuentra la responsabilidad de esta crisis. No todos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y nuestra ética.

Por ello, el Tribunal Ciudadano de Justicia – siguendo la estela de otros proyectos similares, especialmente en Latinoamérica, que la ciudadanía emprendió cuando el sistema judicial se encontraba corrupto – pretende:

 - Primero, una recopilación sistemática y masiva de datos obrantes en los documentos en los que se plasman los contratos de compraventas de inmuebles sobretasados y los contratos de concesión fraudulenta de créditos. Con esto y más, se completaría una fase de investigación que cumpliría el equivalente de una primera fase de la instrucción legal, que por motivos que todos conocemos, nadie se atreve a iniciar. Llevan ya más de 20.000 documentos públicos.

- Segundo, con todos los datos se presentaría ante los tribunales ordinarios el caso, realizada la investigación, con la esperanza de que se acepte.

- En caso de que, como puede ser esperable, no se acepte… El Tribunal Ciudadano de Justicia también se encargaría de celebrar un juicio público  - con las debidas garantías procedimentales – que sirviera para dar a conocer la grave falta de justicia que nuestro país esta viviendo.

Más información:
tribunalciudadanodejusticia.wordpress.com

Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda soberana

Esta plataforma aborda la otra cara de la moneda de nuestra crisis.  Encarando el slogan populista de apretarse el cinturón, un grupo de ciudadanos ha decidido comenzar un proceso de auditoría de nuestra deuda soberana.

Este proceso pretende descubrir la ilegitimidad de una deuda que más que económica, es política. Así, bajo el apelativo de deudocracia, se denuncia un sistema  (ya descrito por Naomi Klein en la Doctrina del Shock) de políticas neoliberales que, desde Reagan y Thatcher, tratan de desmontar los servicios públicos con políticas de ajuste y austeridad bajo la excusa del déficit público. Visto así, la deuda soberana solucionada con más deuda cada vez parece algo mucho más político que económico, una estrategia dependiente de una ideología con una visión muy clara: el Estado de Bienestar debe desaparecer.

Más información:


6. VIVIENDA


La iniciativa Stop Deshaucios es la mejor iniciativa hoy por hoy para participar en la lucha por la vivienda. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca funciona en estrecha coordinación con las asambleas de barrio. Si quieres participar aquí, lo mejor que puedes hacer es preguntar por el Grupo de Vivienda de la asamblea de tu barrio; si no, puedes visitar las webs

Al estar tan descentralizado y depender tanto de las circunstancias personales de cada caso, es difícil publicar un análisis de las iniciativas actuales en tan poco espacio, sin embargo el problema de la vivienda es más fácil de solucionar de lo que nos parece. Hace diez años, ya  había más de 3.1 millones de viviendas vacías en España, pudiendo incrementarse el número en 4.8. El derecho a la vivienda es precisamente eso, un derecho, y por tanto no puede convertirse en un negocio. Las soluciones reales ya existen: autoconstrucción en zonas rurales como Marinaleda, cooperativas que funcionan con contratos de cesión de uso (Cataluña, Dinamarca, Suecia), repoblación de zonas rurales abandonadas en el norte de España, redes de alquileres cruzados para evitar la ejecución de las hipotecas…  Pregunta en tu barrio, acércate a cualquier deshaucio o infórmate en la PAH si este tema te interesa.


7. CUESTIONES CONCRETAS


Eurovegas No

La plataforma EuroVegas No  es algo que muchos llevábamos esperando. Se encargan de difundir y denunciar los horrores que Mr. Adelson quiere traer a Madrid de la mano del proyecto EuroVegas.  Este proyecto pretende sacarnos de la crisis gracias a la mortífera mezcla de construcción y turismo barato que tanto nos ha ayudado hasta ahora. Por si fuera poco, Mr. Adelson reclama una zona franca para evitar la aplicación de impuestos y leyes que convertiría EuroVegas no sólo en un infierno para trabajadores y ciudadanos, sino en un paraíso europeo para la delincuencia organizada.

Si te has sentido especialmente horrorizado, ésta puede ser tu plataforma. ¿Funciona? Sí, claro que lo hace. Prueba de ello es el recurso estimado a Ecologistas en Acción. Es el primer paso para pararlo.

Recuperar la plaza

Hoy en día las plazas cada vez son menos habitables. Sin sombras, asfaltadas o adoquinadas, se extienden como espacios de puro tránsito donde no existe la convivialidad. ¿Quién no se ha sentido un poco incómodo esperando en la plaza de Callao, como si la plaza le expulsara? ¿Quién no se ha visto cogiendo el móvil o espiando conversaciones ajenas en Sol por culpa de alguien que se retrasa?

La plaza no debería ser tan sólo un espacio de espera sino también de encuentro, incluso espontáneo.  Cuando la plaza se convierte en antiplaza, cuando la calle pública es calle de nadie (sin bancos, sin papeleras, sin sombras), no somos más que seres condenados al tránsito entre nuestra pequeña esfera privada y los lugares públicos de consumo y trabajo

La alternativa ésta es una plaza trata de recuperar estos espacios comunes (no estatales ni públicos, sino sobre todo comunes) y el significado original y social de la realidad de la plaza. Cuando más encuentro, más diálogo; cuanto más diálogo, más democracia.


8. GRUPOS TRANSVERSALES


Zorras Mutantes

La Marea Ultravioleta es un grupo de trabajo que pretende cuestionar las bases sociales y mentales de nuestro sistema, las estructuras de pensamiento que nos condicionan. Estas bases son un verdadero problema, pues no sólo impiden el cambio social, sino que evitan la existencia de una verdadera democracia: aquella basada en el respeto de la diferencia.

En realidad no se pretende buscar el cambio por el cambio. No se busca que todo el mundo deje Facebook, ni que todo el mundo deje de ver la televisión, ni que todo el mundo sea bisexual, ni que todo el mundo busque medios de felicidad alternativa. Es legítimo ser como somos, pero esa manera de ser tiene que ser el producto de una decisión consciente. Es preciso conocerse para no reproducir modelos sociales hegemónicos. El objetivo es por tanto no sólo cuestionarse si somos uniformes, sino respetar la diferencia de quienes no lo son. Al fin y al cabo, en la sociedad mutante de los X-Men no todo el mundo era mutante, pero los que sí lo eran querían ser aceptados como tales. ¿No es ésa la esencia de la democracia?

Por tanto este colectivo es un buen grupo para descubrirse a sí mismo a través del cuestionamiento de las tendencias sociales. Si crees que esto es irrelevante, podrías preguntarte si la lucha por las mujeres o las minorías raciales ha sido irrelevante en la conquista de los derechos sociales. Aceptar y comprender la diferencia es la mejor manera de no caer en la homogeneidad social, pero tampoco en la rebeldía por la rebeldía. Somos humanos y vivimos en sociedad, tendemos a acoplar nuestras maneras de vivir. Lo importante es que seamos libres en esa semejanza, y no autómatas inconscientes guiados por las fuerzas de la educación y la publicidad.

La Marea Ultravioleta es quizá el colectivo más complicado de entender. A sus planteamientos, profundamente filosóficos, hay que añadirles un tono de sátira y un lenguaje refinado que complican sus planteamientos. Si quieres leer más, es recomendable echarle un vistazo a los formularios de encuesta y explicativo de los 15 módulos de huelga permanente.


9. POLÍTICA, ARTE Y JUEGO


De pequeño nos decían aprender jugando. Aquí se trata de hacer política. Crear, jugar, también pueden ser medios de protesta, denuncia o diálogo. No se debe llegar al extremo: subordinar todo aspecto de la vida a una idea (sea ésta la raza o la revolución) ya ha sido algo que se ha hecho antes y ha tenido funestas consecuencias.  Sin embargo, esto va en otra línea. La línea es que la política es también nuestra, y la hacemos como queremos. No es necesario tener asesores para poder hablar de algo.

Evidentemente estas iniciativas se centran en la vertiente simbólica del asunto, pero toda idea necesita ser difundida para que pase a ser defendida. No habría habido movimiento por los Derechos Civiles sin las Slave narratives ni el Blues sureño. Si tienes algo que decir y tus métodos son los de la danza, la pintura, la música o la celebración,  no hay por qué tenerle miedo. Sé creativo.

Algunos ejemplos:

Flo6x8: Este colectivo hace denuncia social en clave flamenca. Tienen varias acciones grabadas en Youtube, ésta es una de ellas. De nuevo, no más que un ejemplo de lo que se puede hacer:



Una entrevista aquí

Freegan

¿Quién no ha alucinado con la cantidad de basura que restaurantes y superficies tiran al final de la jornada?  El colectivo Freegan no sólo alucina, sino que lo considera desperdiciar y dañar a nuestro planeta con una dinámica de sobreproducción-destrucción que desperdicia más del 50% de los alimentos (cifra para Europa).  ¿Y qué hacer? El consumo protesta se encarga de mapear los lugares donde esta comida se desperdicia y de recogerlos.  El colectivo organiza comidas protesta con los excesos de los establecimientos que van a ser tirados

Excedentes/Excess trata de lo mismo pero desde un punto de vista más  artístico. “Pretendemos dignificar -mediante estrategias artísticas- el acto de recoger en la calle comida desechada por los mercados; involucrar a los agentes locales en este proyecto para crear redes de acción social ciudadana y promover la solidaridad vecinal con los sectores que en los últimos años han sufrido un desclasamiento; así como promover una reflexión en torno al auto-control en el consumo.”

Breve conclusión

No quiero añadir mucho más, porque la respuesta a las preguntas está en las calles. Nunca debe haber acción sin reflexión, pero desgraciadamente nuestra sociedad es famosa por su amor por la discusión y su apatía para el resto.

Si te gusta alguna de las cosas que has visto aquí, trata de investigar y pregunta sobre ello. Si de verdad te convence, pásate por sus reuniones teniendo en cuenta los consejos anteriores.  Los errores son rectificables y las ideas aprovechables.

Si no te gusta ninguna, no te quedes quieto. Reúne a tus amigos, a quienes conozcas que pueda interesarle, y trata de crear lo que tú crees que debe ser creado.  Muchas de estas iniciativas han nacido de conversaciones durante estos años - otras tantas llevaban más tiempo gestándose, pero han florecido en el ambiente actual -, y desde luego aún quedan muchas más por llegar a nuestros ojos y oídos.  El tiempo de la crisis es el tiempo de quienes quieren cambiar las cosas. 


domingo, 20 de mayo de 2012

Do it yourself (II): ¿Y qué puedo hacer?


Es recomendable leer primero este post

Nueve consejos para la acción colectiva

La acción colectiva no sólo es importante por su potencial, sino porque es un proceso de aprendizaje político. Aquí se aprende qué es lo común (y lo público), qué es deliberar, qué es tomar una decisión, comprometerse con una responsabilidad. Se aprende también sobre el error y sobre la idea de estrategia, pero también sobre la importancia de las formas. Los antiguos griegos pensaban que no era posible ser obedecido sin obedecer ni viceversa. Y esto no sólo beneficia a los gobernados: es mucho más fácil comprender una decisión de un Gobierno cuando uno se ha pasado por los grandes dilemas de toda decisión política.

Recojo una serie de ideas que creo fundamentales.

1. Sé paciente

Si es tu primera vez en acción colectiva, la paciencia debe ser tu primer arma.  Si nunca has estado en una asamblea, aún más.  Yo diría que lo mejor es incluso callar durante todo el primer día y limitarse  a escuchar, ya habrá tiempo de hablar.   Los grupos humanos tienen lenguajes diferentes, y es bastante probable que de la misma manera que has desarrollado lenguajes con tus amigos, familia o pareja para señalar realidades concretas, otros grupos también lo hayan hecho. También es necesario escuchar antes de hablar, es posible que los dos estéis diciendo lo mismo sin entenderos.

2. Deja tu ego fuera

La acción colectiva no se llama así por casualidad.  Tienes que saber que a veces es importante ceder tu punto de vista a la comunidad. Esto no quiere decir que sacrifiques tus valores, pero tal vez la estrategia o ciertas cuestiones de forma pueden requerir algo de flexibilidad.  Es importante que tus argumentos busquen el bien de todos, no el tuyo personal. No convirtamos una multiplicidad de organizaciones en una multiplicidad de egoísmos. Se pueden tener enfoques e ideologías, pero tienes que perseguir un bien público, no lo que a ti te conviene de manera privada.

3. Se humilde:

Éste es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad masificada. Puedes ser ingeniero de telecomunicaciones, físico teórico o politólogo, pero es difícil que lo sepas todo. De hecho, es bastante probable que seas un completo ignorante sobre muchas de las cosas a las que te vas a enfrentar. No importa tu edad o tu grado de preparación, no hay nada malo en aprender. Lo verdaderamente idiotizante es creer conocerlo todo.

Incluso si crees entender algo mejor que tus compañeros, es probable que ellos tengan experiencias diferentes o visiones contrapuestas. No temas la discusión pero no pretendas imponer tu punto de vista porque lo más probable es que sea incompleto.  En un mundo tan complicado como el nuestro (la globalización de las comunicaciones, la economía hiperconectada, los gobiernos a diferentes niveles, y la acelerada producción del conocimiento) es prácticamente imposible comprenderlo todo. No lo olvides, venga la información de donde venga.

4. Acude a trabajar, no a pasar el rato

Antes hemos dicho que la acción colectiva es colectiva, pero también es acción. No se trata de arreglar el mundo en una tarde con tus amigotes alrededor de una cerveza. Tampoco se trata de desahogar tu enfado con un grupo de autoayuda. Estáis ahí para poner vuestro tiempo y energía al servicio de una causa común.  Es bastante útil que acudas con una libreta para apuntar y seas respetuoso con tu móvil: hay que crear un ambiente de trabajo. Valora lo que proponen tus compañeros y evalúa si tú podrías hacerlo mejor, no te limites a adoptar la cómoda postura del escéptico.

5. Date tiempo

No te equivoques: llegar a un grupo y enamorarte de sus miembros y formas no es lo normal, es prácticamente imposible. De hecho, si fuera así probablemente no hicieras falta. Estás allí para aportar, para enriquecer, para construir un proyecto común.   La ventaja que tiene participar en grupos pequeños es que tu trabajo puede modificarlos. Si rechazamos a partidos y sindicatos es por su carácter estructural es para poder participar en otros sitios. Criticar por criticar es tirar la pelota fuera.  Esa actitud no crea una democracia sino una dictadura llena de bares donde la gente se queja para después seguir aguantando.

No se conoce a las personas en un minuto, ni se las comprende en una semana. El motor principal de la acción colectiva es la confianza, esto es algo que deberías grabar en tu libreta. Es probable que a veces te sientas incómodo con algunas cosas, pero debes hacer un esfuerzo.  Esto no sólo te ayudará en lo que desarrolles sino que te hará una persona más capaz de comprender las diferencias.

6. Sé perfeccionista en sentido constructivo, no destructivo

Recuerda cómo ha sido tu vida colectiva. Recuerda la mediocridad de tus clases y el ambiente de tu puesto de trabajo.  Recuerda lo imperfectos que son los grupos, sean los amigos, la burocracia o el equipo del deporte que practicas. La mayoría de las realidades que has vivido en tu vida son imperfectas. Ahí estas tú para perfeccionarlas.

Por otro lado, no caigas en la crítica fácil. Todo el mundo sufre un desencanto entre lo que imagina y lo que en realidad es, pero no nos amarguemos la vida entre todos. La ilusión y la moral son importantes en toda empresa colectiva, así que trata de criticar sólo cuando veas una manera de mejorar.

Tampoco propongas al aire sueños irrealizables si no eres capaz de hacerte cargo de tu propia propuesta: el que la propone se la come.

7. Modera tu energía

No te desgastes en una acción. Trata de buscar el compromiso duradero, no la revolución. Los cambios radicales no deben esperarse, porque lo más probable es que te desilusiones. Una revolución puede llegar, pero un ciudadano activo siempre estará preparado para recibirla.  No tengas miedo a rechazar responsabilidades si no te ves capacitado para llevarlas a cabo: es mejor estar una vez que prometer estar siempre y no hacerlo nunca.

8. Edúcate y educa al resto

Sé crítico. Si no crees en los periódicos, lee más. Si lo que se dice en una asamblea no te gusta, contrástalo y debate.   Si en una comisión se dice algo que te sorprende mucho, vuelve a casa y coméntalo con tus conocidos. Regresa a la comisión y continúa el debate.  Evita el populismo desde todos los lados. Construye una ciudadanía crítica en ti mismo y en los demás.

9. Vamos despacio porque vamos lejos

Este consejo es en realidad conclusión del resto. No se cambia ni se mejora el mundo en un día, ni en una semana, ni en un mes. Nos enfrentamos a un país despolitizado y deseducado. Nos enfrentamos a un activismo social ideologizado. Nos enfrentamos a egos en las asambleas, pero también a desinformación y falta de educación fuera de ellas.  Cámbiate a ti mismo para cambiar al resto. Convierte la participación en un medio, no en un fin.   Que el cambio social te pille trabajando e informado.


Do it yourself (I): Introducción teórica


Do it yourself

¿Qué es esto?

No quiero enrollarme mucho.

Esta triple entrada se dirige principalmente a los llamados desmovilizados.  La situación política, social y económica del país empeora de día a día, y eso parece tener repercusión en la mal llamada opinión pública. A pesar de todo, la participación política aún continúa siendo cuantitativa y cualitativamente baja.

Lejos de pretender un extenso estudio sobre los motivos del fenómeno, en estas líneas intentaré - cansado de sabios, escépticos y tertulianos - ofrecer algunas luces sobre por qué, cómo y dónde participar.

Hay maneras, en el contexto actual, de canalizar de una manera constructiva aquella rabia que sentimos.  Cada día que pasa,  existen menos excusas para quienes continúan en la dimensión del súbdito  y  no dedican tiempo y esfuerzo a los problemas que nos conciernen a todos.

A los desinformados, los aislados, los perdidos y los escépticos. A todos ellos, les invito a leer este breve texto.

Introducción

El cambio cualitativo que ha sufrido el movimiento 15-M en el proceso de un año es evidente. Incluso para una persona que no conoce lo que se mueve fuera de los focos mediáticos, la evolución es palpable.

Hace un año los que salíamos a las plazas compartíamos ciertas intenciones: despertar, comenzar a conectar, trabajar, y también descargar nuestra rabia. Pero en aquellos momentos éramos conscientes de que estábamos viviendo una realidad en estado larvario: debíamos dar el paso de la indignación al compromiso. Debíamos convertir un movimiento social en un movimiento político. Debíamos dejar de ser espectadores de una protesta social  para convertirnos en parte activa.

Hoy, un año después, puede decirse que el movimiento ya es político.  Los discursos  han madurado, las iniciativas se han materializado, las organizaciones se han multiplicado. La pequeña máquina ya comienza a avanzar, y sólo se muestra sedienta de más combustible, de más participantes.

Dividiré este texto en tres bloques con la intención de reverberar lo que está ocurriendo estos días en Sol para aquellos que no han estado. El primer bloque será una introducción teórica a la participación política; el segundo, algunos consejos nacidos de la experiencia personal; el tercer bloque, una serie de alternativas en las que poder implicarse nada más terminar de leer.  Este texto que aquí comparto nace de una motivación personal, pues muchos de mis amigos se encuentran este año fuera de España y otros lejos de Madrid, así que no han conocido qué se ha dicho durante el 12M15M. Otros tantos amigos, a pesar de haber estado, se reconocen incapaces de procesar la información y canalizar su energía política. Sólo trato de ayudar desde la perspectiva de alguien que vive dentro del mundo de la política.  Como ya he dicho, me dispongo a reverberar, así que mis palabras no son un espejo que refleja sino una lente a través de la que mirar.  Mi información no puede dejar de estar sesgada. En cualquier caso, es un riesgo que corro e invito a todo el que lo desee a corregirme. 

A través de la primera parte de este texto, compartiré unas reflexiones personales que – al menos a mí – me sirven como base teórica para haber escogido esta dirección y seguir en ella.  Son los resúmenes , las conexiones y en general la digestión de algunas lecturas y experiencias, de modo que no pretenden ser más de eso. Una energía para abrir los ojos y mirar el mundo de determinada manera, una motivación para participar en todo aquello que después añadiré.

Política y poder

Toda herencia del pasado asumida de manera inconsciente es una forma de dominación: lo es el arte de los museos, la lengua de los diccionarios, las normas sociales y toda forma que pueda adoptar la cultura. Pero también lo son las organizaciones.  Toda estructura u organización es una herencia del pasado, ya que busca la estabilidad a través del tiempo.  

Toda herencia del pasado es una forma de dominación por la inercia que adopta. Una organización, por poner ejemplo, impone a los nuevos miembros una constitución que no han decidido y una continuidad que no han votado. Toda herencia es dominación por su carácter estable, resistente al cambio.   Esta resistencia es la que  transforma una realidad en estructura. Y estas estructuras son monstruos cuyo control es proporcional a su tamaño.

Esta estructura nos invade a través de toda interacción humana. Nos invade la cultura, pero también las organizaciones del pasado.  Nos invaden prefigurando nuestras maneras de organizar nuestra energía, obligando a una canalización concreta de la voluntad de cambio. Estas organizaciones, en cuanto que realidades estables, tienen el germen de la dominación en su esencia por lo que ya hemos comprobado, pero además, por ser grupos de coordinación de la acción colectiva, movilizan una serie de recursos. Los recursos al servicio de la acción colectiva pueden ser un peligro o una ventaja, pero son sin duda, una gran fuerte de poder.

El poder organizado y estable – sea cual sea su intención, su dirección, su legitimidad – es la forma más perfecta de dominación. Es dominación porque toda sociedad democrática tiene sus márgenes. Toda mayoría implica una minoría; toda dirección, una alternativa.  Este problema de la democracia lo hemos comprobado repetidas veces a lo largo de la historia y no es necesario perderse en mantras eternos que reciten los errores.  El poder organizado y estable necesita ser controlado para no crecer como el monstruo informe que presagiaba Aristóteles. Y el único control posible para no caer de nuevo en el error debe ser el control de todos. El control de los ciudadanos. La estrategia, ante esto,  es doble:

- En primer lugar, ejercer la participación. En la era de la desregularización, en la era de la pérdida de la soberanía estatal, en la era de la gobernanta global, el único Derecho Humano que nos resta es el Derecho a tener derechos. Ninguna Constitución puede ser lo suficientemente resistente como para impedir el ataque de las transnacionales, de los gobiernos supranacionales, de los grupos de interés, y del propio déficit democrático nacional. Considerar que la Constitución es omnipotente es la nueva religión que ahora no condena la vida, sino la dignidad, a una existencia teórica. De la Constitución a la realidad de los derechos hay un largo camino que nadie va a caminar por ti.

- Consecuentemente, promover la proliferación de organizaciones para evitar la posición hegemónica de ninguna.  Organizarse para evitar la dominación. No caer en los relatos que nos representan falsas luchas maniqueas: la ficción del bipartidismo, la ficción de las ideologías, la ficción de la retórica de los partidos…  Contra nuestra manera de entender el mundo, la democracia no es un enfrentamiento entre dos fuerzas antagónicas. Resulta casi físicamente imposible que una persona o un grupo que comparta una visión complazca los intereses de todos. De la misma manera, es irreal creer que dos grupos de ELLOS pueden resolver los problemas de TODOS. Una reflexión somera de todo problema social revela esta conclusión.

La democracia real es, en una sociedad globalizada y multicultural, la convivencia de multiplicidades. Conviven múltiples personas con múltiples identidades, intereses y voluntades. Estos colectivos pueden confluir pero deben interactuar explorando la esencia autónoma del otro, buscando formas innovadoras que respondan a criterios de mutuo beneficio, explorando la convivencia posible a través de la aceptación de la diversidad y de la autonomía. Creer que la sociedad puede reducirse a dos bandos y a la estructuración de dos grupos de intereses contrapuestos es reducir la realidad.  Negar la necesidad de múltiples organizaciones conduce a la homogeneización, la uniformización, de la ciudadanía.

Por todas estas razones, culpabilizar al que toma la decisión sólo es legítimo si constituye el primer paso. Si se queda en eso, la culpabilización no es sino una descarga emocional - casi terapéutica -, pero políticamente irrelevante. El segundo paso debe ser, obligatoriamente, la acción.

Esta acción es la única manera de empoderar al individuo y blindar su voz. Es la única manera de elevarlo a nivel de igual con el representante, y convertirlo en fuerza política.  Es la única manera de que todos estemos representados, y por tanto, la única manera de realizar la democracia.

¿Qué cambia tu dinero? Los límites de la política

Hasta aquí, la lucha social en España se ha centrado esencialmente en emancipar desde el punto de vista material a los trabajadores de explotación. Esto es, se ha centrado en luchar por los derechos sociales, por lograr un empoderamiento económico de las clases más favorecidas, y por permitir una vida digna con respeto de los Derechos Humanos. Sin embargo, y a partir de ahí,  para lograr un verdadero cambio político, es necesario que produzcamos un cambio humano.  Esto es así principalmente por varias cosas:

- El capitalismo se ha extendido y ahora es un sistema global. Un cambio social global es inviable si no estamos todos de acuerdo, y en cualquier caso, es tremendamente lento. No podemos esperar, sin cambiar nosotros mismos, que todo el mundo se ponga de acuerdo.. Es necesario avanzar a través de los pequeños cambios.  Si la historia nos ha llevado a la interconexión total de las sociedades y los gobiernos, el cambio social sólo puede venir desde abajo.

- Las técnicas de influencia que tiene el actual modelo social en nosotros nos atacan a través de todos los niveles: la publicidad, la educación, la formación profesional, el ocio de masas. Estamos influidos, desinformados – o mejor dicho contrainformados - con respecto a nuestros intereses, de manera que todo cambio social deberá enfrentarse a formas de pensamiento instaladas en cualquier relación, acción e identidad actual.  Ningún cambio social se producirá si nuestra forma de ser y vivir más primaria quiere lo contrario.

- El tiempo de ocio es también tiempo de trabajo. Nuestro bienestar lo componen objetos con fecha de caducidad que imprimen en nuestros años un ritmo de consumo constante: un nuevo mp3, un nuevo móvil, un nuevo ordenador, un nuevo electrodoméstico, una nueva prenda de ropa; si no es porque el producto añade mejoras, es porque nos dura un año y después se rompe, pero nuestra cartera siempre exige más dinero, y por tanto más trabajo.

De no ser suficiente, las campañas publicitarias para estimular la demanda del mercado crean nuevas necesidades. Esta estrategia implica en su grado más alto la necesidad de un consumo de bienes que desmerecen ese nombre. Esto es el consumo de la nada, el consumo de bienes-basura, simbolizado a la perfección por el tabaco, pero que también se materializa en productos más recientes como Power Balance.

Además, y por si fuera poco,  aquellos trabajos especialmente alienantes necesitan de un ocio liberador que desconecte de una realidad insoportable. Esto, llevado a su extremo, conduce al consumo masivo de drogas duras; pero toda una colección de drogas menores – del alcohol a la televisión, de las series a los juegos, de las experiencias extremas  a los libros que compras cada mes – nos sumergen en un ocio fundado en la evasión. Evasión de la vida y evasión del propio cuerpo. Evasión por tanto de cualquier construcción activa de realidades alternativas. Evasión que al ser fundamentalmente improductiva no hace sino esclavizar el tiempo libre. Es convertir el tiempo del que disponemos en el tiempo del no-trabajo, referido a él y eternamente dependiente. Ningún cambio social será posible si en nuestra propia vida no existe tiempo para realizarlo.

En este contexto, la acción individual es inevitable. Todo consumidor, toda persona, debe realizar un cambio en su propia vida si desea aspirar a cambiar algo de lo que le rodea. Ningún cambio político radical puede existir sin el cambio paulatino de las formas de consumo, de producción y de financiación de nuestras vidas. Si  un individuo y una sociedad dependen del dinero para existir, entonces todo cambio debe realizarse también en la esfera del dinero.

Por eso, las alternativas actuales en el plano económico se caracterizan por ser utópicas en el sentido histórico del término. Utópico en sentido histórico tal y como lo fueron Fourier, Owen o Saint-Simon – implica una combinación de dos elementos. De un lado, la persecución de un ideal que actúa como motor para el cambio; de otro lado, la existencia de acciones que persigan ese fin – y no otro edulcorado – en el aquí y el ahora. De este modo, y a pesar de que el contexto globalizado actual nos impida un cambio social mundial y radical, algunas alternativas son posibles a nivel individual.  Ellas son la única manera de que esto empiece a cambiar.